Desde que era joven me fascinaba el universo de la cosmética. Esa chispa inicial me llevó a años de dedicación, estudio, investigación… y sí, a trabajar con grandes firmas como Sesderma, Alissi Brontë y Thalissi.
Aprendí mucho, crecí más, pero siempre tenía esa idea latente: ¿por qué no crear algo mío? Algo que desafiara las reglas del juego.
Todo cambió un día en el gimnasio.
Mi entrenador comentó algo que me hizo click: "la piel de los deportistas sufre". Ese momento fue un punto de inflexión para mí.
Y lo hice. Dejé atrás el miedo y me lancé a la aventura con un objetivo claro: cuidar la piel de quienes viven al límite, de quienes desafían su cuerpo cada día.